África, África
Con treinta palmos de sol caliente
extiendes los palos y tu gente
bajo los mares de Europa, África,
que no sólo significa “sin hielo”
sino que en ti inicio no tuvieron
las dos mundiales guerras.
Ni los feroces bárbaros,
ni los temibles vándalos
ni el pueblo inca,
ni Tupac Yupanqui. Ninguno.
Ninguno de estos dirá que esta tierra tomó la bilis
y la repartió a otros para buscar inquina.
Ninguno.
Bajo los árboles de tus alas
a extraños recibiste y les ofreciste tus novias.
Hoy, con la vergüenza de ser de ABAJO
y con la tierra arada y carcomida
agonizas son el Común Mercado
que sólo se acuerda
que los de abajo violan
las leyes
naufragando
en el inglés estrecho.
África, África, ¿no fueron tus doradas palmeras
las que dieron cobijo
al sudor de un nazareno
que de las iras de Herodes huía?
Que Dios, ¡Oh Dios!, se acuerde de su tierra.
Copyright @ Juan Tomás Ávila Laurel, 2006 poeta da Guiné Equatorial
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